La importancia de la prevención en conflictos con adolescentes.
Filomena nos sigue enseñando que una estrategia bien definida y ejecutada de prevención es clave.
Me siento a (re) escribir estas líneas en los últimos minutos del 9 de enero de 2021. Hoy, ha habido en Madrid y en media España una situación muy complicada por la llegada de «Filomena». La realidad es que la situación ha sido dramática. Si usted ha visto las noticias hoy, sabrá que ha habido centenares de carreteras cortadas, coches y personas bloqueadas, árboles caídos, incidentes de todo tipo y cosas aún peores de las que seguramente no me he enterado. Sea como fuere, lo primero que hay que subrayar es que la «Borrasca Filomena» nos ha trastocado nuestras vidas nuevamente. No haré hincapié en los desastres que nos ocasionó el 2020, pero empezamos este 2021 con un regalo inesperado de color blanco.
¿Por qué he decidido dedicar un artículo a este fenómeno climatológico? Bueno, pues primeramente porque la actualidad es la que manda, como se suele decir y en segundo lugar porque creo que puede encajar muy bien con un artículo que tenía programado para fechas posteriores, pero hoy jugando con mi familia y amigos en la nieve he visualizado que debía «dejar en barbecho» el que iba ahora y adelantar este. Así que el siguiente ya tendrá su momento, ahora es el momento de «Filomena». Con este hecho de reprogramar los artículos hoy he vuelto a experimentar que la improvisación siempre que está trabajada tiene unos efectos mágicos. En música la improvisación juega un papel estelar en toda interpretación, pero debe estar muy bien trabajada, es decir, Beethoven por citar a uno de los evidentes era conocido por ser un gran improvisador, pero sabemos que esa cualidad escondía detrás ingentes horas de trabajo y de estudio. He podido improvisar debido a que ambos artículos ya tenían su columna vertebral diseñada, desde ahí, es menos difícil el cambio. Si usted como madre o padre tiene claro el camino que quiere seguir, el modelo que quiere llegar a ser, cuando se presenten escenarios nuevos o situaciones complejas podrá, dentro de lo cabe, actuar con cierta celeridad y diligencia. Si no tiene recorrido un camino previamente de autoconocimiento, lo que probablemente pase es que el resultado sea un compendio de decisiones con una alta probabilidad de errar.
La improvisación no es suerte.
No se trata de sentarse en el piano “a ver qué me sale”.
La buena improvisación esconde un amplio conocimiento.
Es todo un arte.
Unos días antes de que Filomena (por cierto, ¡qué preciosidad de nombre!) llegase a nuestras tierras, las autoridades (así se auto-denominan) ya habían alertado de la gravedad de la borrasca. A partir de esto, que no es más ni menos que información, es decir, la exposición de un hecho <<las autoridades ya habían alertado de la gravedad de la borrasca>> podemos empezar a alcanzar conclusiones de los hechos posteriores. No voy a diseccionar las actuaciones políticas, sanitarias, civiles, ciudadanas que estamos viviendo porque literalmente no estoy capacitado para ello. Tengo una opinión, pero no es formada, por lo tanto ni siquiera estoy seguro de lo que pienso. ¿Alertaron adecuadamente las autoridades? ¿Estamos actuando bien los ciudadanos? Pues no lo sé.
Hace mucho tiempo que hablo de prevención y de actuación. Particularmente conceptos centrados en las dinámicas familiares. Es decir, llevo trabajando cierto tiempo tanto en el ámbito de la prevención como en el de la intervención con adolescentes, menores y jóvenes que presentan dinámicas de agresividad o de violencia en sus familias. Siempre he podido discernir con claridad el papel fundamental que una buena estrategia de prevención supone en el futuro de una familia.
La prevención, es la clave para que cualquier familia que está inmersa en dinámicas negativas pueda tener un buen pronóstico en el medio y largo plazo. No es cuantificable o medible, y si lo es, supone un procedimiento complejo y a largo plazo.
La actuación, es inevitable bien sea por parte de profesionales en un nivel de actuación primaria o bien sea por parte de los servicios de urgencia. Es cuantificable y medible. Además, tiene carácter de inmediatez.
Por lo tanto, prevenir es una acción que es muy difícil de llevar a cabo, porque no es medible en el futuro y porque no se ven los resultados en la inmediatez. Supone un esfuerzo constante y metódico para una postergación de la gratificación que en la mayoría de los casos va en contra de la imperativa necesidad del “aquí y ahora”.
A todos los organismos y profesionales que trabajamos con familias nos cuesta un horror poder medir de manera fiable los indicadores que señalan que los procesos de prevención han dado sus frutos. Imagínese por un momento que un grupo de 40 chicas y chicos, de por ejemplo 13 años, inicia un programa de prevención del consumo de alcohol. Un programa de por ejemplo un curso académico de duración. Como usted ya podrá adivinar los resultados negativos son muy fáciles de contabilizar, si cuando acaba el programa de esos chicos y chicas con 14 años de edad ya, 7 están bebiendo alcohol los fines de semana, es evidente que para 7 de ellos no ha funcionado. Pero claro, ¿Cómo podemos saber si para los otros 33 sí ha funcionado? Ciertamente es muy difícil. Las variables específicas aquí juegan un papel fundamental y seguramente cualquier profesional de la estadística podría aportar puntos de vista mucho más fiables, pero la realidad es que debemos analizar en función de las características únicas de ese grupo. Por ejemplo, nivel cultural, zona geográfica en la que residen e influencia de su grupo de iguales, vínculo con sus familiares, estilos educativos de los padres, nivel de rendimiento académico, carencia o presencia de factores de protección, nivel de autoestima y autoconcepto, estructuración de su espacio de ocio y tiempo libre, …y así podríamos seguir y seguir sumando variables para optimizar el estudio. Posiblemente, si ese programa se llevara a cabo con dos grupos diferenciados y de características totalmente contrarias, en uno de los grupos podríamos concluir que ha sido éxito rotundo y en el otro que ha supuesto un fracaso radical. En el primero, quizás, todos hubiéramos firmado 10 consumidores de alcohol dadas las dramáticas circunstancias de sus características, mientras que en el segundo nos hubiéramos quedado sorprendidos si 5 de ellos estuvieran consumiendo alcohol al finalizar el curso.
Pero, ¿a dónde quiero llegar con todo esto?
La clave que quiero llegar a desenmascarar es que la tarea de Prevención es absolutamente indiscutible e innegociable para cualquier madre o padre de cualquier hijo, pero si sus hijos son pre o adolescentes es de vital importancia. No podremos llegar a saber nunca si la prevención tuvo mucho o poco éxito en el sentido de haber ayudado a desviarle de peligros. Sin embargo, tal y como expongo detenidamente en mi primer libro “Cómo prevenir conflictos con adolescentes” iniciar un proceso de prevención siempre es un éxito. Mayor o menor, no lo sabremos, pero es de vital importancia.
¿Habríamos podido mejorar la situación actual que está dejando la borrasca Filomena? Por supuesto que sí, de hecho, debería haberse realizado un ejercicio de prevención mucho más eficaz atendiendo a los resultados, (opinión personal no formada que ahora sí comparto) pero la realidad es que si nadie llega a “alertarnos” antes la situación hubiera sido dantesca, probablemente yo no podría estar aquí sentado escribiendo esto.
Todo el tiempo que usted pueda invertir en prevenir conductas y actitudes no deseadas en sus hijos es un tiempo que supone un valor incalculable para la vida de sus hijos y de su futuro. Ahora mismo, de hecho, ya está invirtiendo tiempo si ha llegado hasta aquí.
Ante la pregunta evidente de ¿Y cómo hago para prevenir adecuadamente conductas o hábitos negativos con mis hijos adolescentes o pre adolescentes? ¿Por dónde empiezo?, debo responder con tres claves fundamentales que humildemente le recomiendo:
Calle Amorós, 10 de enero de 2021.
Dedicado a Jack. No vi ni escuché a nadie improvisar mejor que él.
Recomendación: Scuttle Buttin´. Stevie Ray Vaughan. 1984