Ya que no son momentos propicios para realizar presentaciones físicas de la publicación de un libro, vayan por delante estas líneas a modo de presentación y de agradecimiento con las que pretendo compartir mi alegría con cada uno de ustedes y hacerla llegar hasta sus casas.
Publicar, el 20 de enero de 2021, mi primer libro «Cómo prevenir conflictos con adolescentes» de la mano de Plataforma Editorial no ha sido un camino fácil, ha sido un camino maravilloso.
Hace un rato le explicaba a un amigo autor de varios libros que, ahora que en 3 días llega la fecha de publicación de mi primer libro, me daba cuenta de la ingente cantidad de trabajo y esfuerzo que ha debido suponer para él escribir esos libros de los que es autor. Antes cuando entraba en su casa y me contaba que iba a sacar otro libro y hablábamos del tema, recuerdo que literalmente no era consciente de lo que me estaba contando. Sí, el nuevo libro salía a la venta, yo iba a la presentación, él nos hacía una dedicatoria muy bonita y alucinaba un poco con todo lo que veía que iba logrando con esfuerzo. Pero no era consciente de qué suponía ese esfuerzo.
Supongo que lo entendía desde la distancia y desde el desconocimiento, pero principalmente lo que creo que me pasaba es que como veía eso algo tan inalcanzable para mí, no integraba bien lo que me quería decir. Y mira que era fácil de entender porque le tenía delante de mis narices hablándonos a mi mujer y a mí.
Supongo, que es lo mismo que nos pasa a todos los mortales cuando un amigo te cuenta que va a ser padre, y luego llega la fecha del parto y finalmente vas a visitarle a su casa para “conocer” a su hijo y le llevas el protocolario regalo. Lo normal, pasados unos meses es que ese amigo te cuente por teléfono que lleva dos semanas durmiendo unas 4 horas de media al día y que está alucinando cada mañana cuando llega al trabajo. Y tú estabas escuchando y acompañando a ese amigo en esas conversaciones, verdaderamente intentando empatizar con él, pero la realidad es que en cuanto colgabas el teléfono te olvidabas de esas desdichas y aunque sabías que en algún momento del futuro serías padre, esa noches volvías a dormir tus protocolarias 9 horas de sueño ininterrumpido. Y de repente, tienes la noticia de que vas a ser padre. Meses después, te ves llamando a tu amigo y echándole en cara que ya te podía haber avisado de verdad de qué era esto de no dormir, que eres más feliz que antes de ser padre, pero que no paras de discutir con tu pareja porque los dos tenéis una cara de Frankenstein de cansancio sin saber ni de lo que discutís, para finalmente quedarte en bucle mirando a la pantalla del ordenador en el trabajo sin recordar si quiera cómo te llamas. Menos mal, que tu compañero Miguelón se daba cuenta y te invitaba a comer cada día un tanque de deliciosos espaguetis cocinados por él con mucho amor.
Hoy, hablando con mi amigo autor, él se ríe y comparte mi alegría de que en dos días me voy a convertir en autor. En padre de alguna manera.
Me siento profundamente orgulloso del resultado de este libro y lo puedo decir con tanta seguridad porque detrás de cada línea y de cada párrafo he puesto todo mi corazón y esfuerzo. Cada letra que he escrito ha estado pensada y corregida, revisada y vuelto a reescribir con el único cometido de que fuera auténtica. Será un libro bueno o mejor, pero lo que no se puede discutir es que es auténtico. Por eso voy a corazón abierto.
Escribo estas líneas como presentación de mi libro, en estos tiempos no es responsable juntarnos en una librería, pero las escribo también para compartir mi alegría y para agradecer a tantas personas que de alguna manera me ayudaron a escribir este libro. Hay muchos nombres que faltarán por supuesto, pero hoy, aquí y ahora los que vienen a continuación deben tener una mención especial.
Sin los nombres que siguen este libro hubiera sido otro libro. No se llamaría “Cómo prevenir conflictos con adolescentes” y no sería como es ahora.
Patricia y Alicia: El libro está dedicado a ellas, porque ellas saben toda la verdad.
Todas las familias con las que he trabajado y sigo trabajado: Los agradecimientos en el libro son para todos ellos, porque ellos son los verdaderos protagonistas. Gracias de nuevo.
Mis padres, mi hermano, suegros y familia extensa: Por haber tenido una familia, no todos la tienen.
Chechu: Por detectar la oportunidad de valor cuando me encontraba en la Fase Menos Uno. Creyó en mí, me recogió y me aupó hasta la Fase Cero. El resto es historia.
Álvaro: Por abrirme las puertas de su casa, de su familia y de su conocimiento. Un espejo en el que mirarme.
Chicho, Fer y Dani: Imposible haber escrito el capítulo sobre la amistad sin contar con su amistad desde chiquitos. Pero precisamente eso es lo de menos. Lo importante es todo lo demás.
Gelu: Por soportar con una sonrisa mis continuas autocorrecciones.
Felix: Por demostrarme que voy tarde.
Jack: Una imagen profesional lo es todo. Una imagen profesional con cariño es insuperable. Nunca me sentí tan cómodo mientras me disparaban.
Carmen Engerman: Por dejarme subir a su barco, primer puerto desde el que zarpé.
Macarena Giraldez: Por una frase que renovó mis fuerzas “…tienes que escribir en un libro todo esto…”
Miguel Fernández-Braso: Por una conversación (de tantas) larga y generosa que cambió el tono del libro.
Un padre anónimo: Que tras una de mis conferencias me hizo una crítica constructiva que me hizo abrir los ojos. Gracias, quienquiera que seas.
Jesús de Todosurtdah, Marta Rodríguez de CEDECA y Luis García del Colegio Areteia: Por confiar en que mi mensaje tenía valor.
Miguel Ángel Lasso: Porque antes que nadie supo que volaría del nido. Y en vez de resistirse o de negarlo, se encargó de quererme y de despedirse como hacen los hombres: Día a día.
Todas mis compañeras y compañeros de trabajo: De todas y cada una de ellas y de ellos he aprendido día a día durante estos más de quince años de profesión. Especialmente los del “Programa de Ejecución de Medidas en Medio Abierto” que me han conocido en mis mejores y peores momentos. Mis compañer@s de la “Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor” en Madrid, por su inagotable confianza en mis actitudes y aptitudes.
Sandra, María, Felipe, Jordi, … y Jordi Nadal: Por confiar en mí como persona y autor. Por hacerme sentir parte de su familia.
Plataforma Editorial: Por apostar por el valor y el talento por encima de los nombres.
Alejandro Rodrigo Suárez: Por confiar en mí mismo y darme ánimos cuando las fuerzas flaqueaban, por convencerme de que lo iba a conseguir.
Calle Muntaner 269, 18 de enero de 2021
Dedicado a mí mismo.
Recomendación: Carry me home. AC / DC