Blog

Padres coherentes

La frase más importante de este nuevo episodio es la siguiente:

Los adolescentes no quieren padres perfectos, solo quieren padres coherentes.

El adolescente no busca la perfección en sus padres porque ya no son unos niños y saben que eso no existe, lo que buscan y anhelan es que cuando sus padres “digan algo, ellos mismos sean coherentes con lo que piden”.

Episodio 29

Cuando los hijos son pequeñitos no hay nada más grande, más bonito y más “mejor” que Papá y Mamá. Poco a poco este asombro, esta admiración va transformándose y, en ocasiones, los padres no encajan adecuadamente este cambio de perspectiva, ese momento en que los hijos les despojan de sus capas de super héroes.

Por supuesto que a todos nos gustaría ser siempre los super héroes de nuestros hijos, pero la realidad es que sencillamente llega un momento en que no necesitan a más super héroes. De hecho, no necesitan a ningún salvador porque ellos mismos son sus súper héroes y, si cabe algún otro, siempre serán sus amigos.

Sin embargo, quiero compartir con usted un SECRETO que pocas veces se desvela, los adolescentes, incluso los más “malos” de los adolescentes siguen queriendo descubrir super poderes en sus padres y madres. Ellos no lo dicen en público, pero sus ojos siguen siendo los mismos, salvo que ahora con algo de maquillaje que esconde la verdadera mirada.


La frase más importante de este nuevo episodio es la siguiente:

Los adolescentes no quieren padres perfectos, solo quieren padres coherentes.


Tengo la suerte y el honor de haber leído y escuchado mucho al Doctor Álvaro Bilbao. De hecho, el concepto centrado en que los niños no necesitan padres perfectos es suyo. Le recomiendo que le lea porque desarrolla esta idea de manera magistral.

En ocasiones cuando expongo la idea principal de este episodio hay personas que se sienten algo contrariados e incluso culpables por no “estar haciendo bien su labor” de padre o de madre o porque subrayo mucho las responsabilidades de los padres y ellos pueden llegar a sentirse “señalados”. Sin embargo, no se trata de culpabilizar ni de justificar las conductas de los hijos. Nada más lejos de la realidad.

Si usted me ha leído o me ha escuchado sabrá que considero fundamental el posicionamiento firme ante cualquier conducta o actitud desajustada. Pero al mismo tiempo siempre expongo que de nada sirve una posición firme si no está apoyada sobre la base del amor.

En este sentido, encuentro que no hay nada más importante que ser un referente para nuestros hijos.

Referentes congruentes y coherentes.

Si nos cuidamos cada día, si intentamos ser mejores personas cada día, si logramos superar nuestros pequeños objetivos cada día, seremos el mejor de los ejemplos para nuestros hijos.


Aquí va la segunda idea más importante del episodio:

El adolescente no busca la perfección en sus padres porque ya no son unos niños y saben que eso no existe, lo que buscan y anhelan es que cuando sus padres “digan algo, ellos mismos sean coherentes con lo que piden”.

El adolescente quiere ver equivocarse a sus padres, porque quieren aprender a través de ellos a pedir perdón y a constatar que en tantas discusiones, cuando ellos tengan la razón sus padres van a saber reconocerlo.

El ejemplo de lo que hagan sus padres es la principal enseñanza para los hijos.


A continuación enumero una pequeña lista con ejemplos que los propios adolescentes recuerdan y ponen una y otra vez encima de la mesa cuando se hace referencia a lo que sus padres les piden.

No son ejemplos míos, son de ellos y los comparto aquí con usted con el único de generar reflexión. Recuerde, que la suya es la válida. Su reflexión.

  • “Me quitan el móvil, pero luego ellos están todo el día trabajando con él, tendrías que verles, hasta duermen con el móvil encendido en su mesilla”
  • “Me dice que no puedo fumar, pero ella empezó a fumar a los 15”
  • “Te digo una cosa, me dice que no la hable mal, pero ella no soporta a mi abuela”
  • “No puedo más con eso de que mis amigos son mala influencia, pues tendrías que ver a sus amigos, solo quedan para emborracharse, dan pena”.
  • “Mucho dice que no me queje de mis profesores, pero él está todo el día insultando a su jefe”.
  • “Yo no quiero llegar a su edad, si están todo el día amargados, llega el viernes y no hacen nada de nada”
  • “Buah, hace que no le veo leer un libro yo a él ni se sabe”
  • “Pues tendrías que ver cómo mi padre mintió el otro día al guarda que nos paró con el coche, se libró de una multa…”
  • “Yo no me voy a casar nunca, ¿para qué? ¿para discutir todo el rato?”.
  • “Pero ¿para qué voy a trabajar? si mis padres dicen que cuando yo sea viejo no va a haber jubilaciones”.

10 frases reales escuchadas en despacho a adolescentes.

No se trata de fustigarnos, ni siquiera de que sean verdad esas frases, se trata de visualizar que todo lo que hacemos es un ejemplo para ellos, se trata de que seamos nosotros el primer y más importante ejemplo para ellos.

Se trata de enseñar que nosotros también nos equivocamos pero que intentamos superarnos, que tratamos de reparar el daño causado, que no nos damos por vencidos, que cada día queremos ser mejores personas y que somos conscientes de que no seremos perfectos pero que nuestro papel de padres lo desempeñaremos de la mejor manera que podamos.

Cuando usted va paseando por la calle y ve un grupo de jóvenes en un banco o en un parque, casi todo el tiempo evitan hablar entre ellos de sus familias, pero en alguna ocasión alguno de ellos saca el ejemplo de su padre o de su madre y hasta se siente orgulloso de él y de ella. La pena es que cuando llega a casa no lo comentan, se lo guardan en secreto.

El secreto que sí le puedo contar yo a usted es que se les ilumina la mirada cuando en el despacho se descubren a sí mismos orgullosos de sus padres, cuando les recriminan cien mil cosas, sí, pero cuando les reconocen una sola y el amor asoma por entre sus ojos.

En Lavapiés a 6 de diciembre de 2021.

 

Dedicado a Gelu y Manu, que acaban de ser padres y tienen toda una vida por delante de felicidad. Por estar al principio del camino.

Recomendación: “Estaba el Señor Don Gato”