Normalmente, en las reuniones de Navidad se pone en evidencia nuestra armonía o por el contrario nuestras disonancias.
Si queremos construir una buena estrategia de prevención para poder disfrutar de la compañía de nuestros seres queridos entre los que se encuentran esos adolescentes que son nuestros hijos, propongo una serie de pasos que le ayudarán a optimizar las oportunidades de éxito esta Nochebuena.
Episodio 30
Hace unos días lanzaba en redes sociales (de las que tanto podríamos debatir) la idea de intentar construir unas buenas navidades.
Escribía que llegar a las fiestas de navidad y disfrutar de unas buenas reuniones familiares no es cosa que suceda de manera improvisada, normalmente es el resultado de un continuo trabajo y dedicación a la tremenda tarea de la maternidad y paternidad. Esta tarea se trabaja a lo largo de todo el año. Es ahí cuando en un día normal de diario, en la lucha del día a día, se construyen las relaciones, se cimentan las dinámicas y se solidifica el amor.
En el momento en que escribo estas líneas, apenas quedan unos cuantos días para disfrutar de la primera de las noches especiales de Navidad. Ya saben ustedes, la Nochebuena.
Hablaba estas semanas con los jóvenes a los que atiendo en despacho que realmente son unas fiestas tristes, ellos me miraban extrañados y el argumento es fácil. La sociedad, los medios de comunicación, los anuncios de publicidad, las luces por la calle, todo nos hace recordar que tenemos la “obligación” de celebrar estas fiestas en familia y, además, en familia felizmente.
Son pocos los que optan voluntariamente por quedarse en la soledad de su domicilio.
La realidad es que si se tiene familia y no se tienen obligaciones laborales ni de salud, todos nos reunimos en familia.
Conseguir disfrutar de una velada en familia y hacerlo en armonía, no es ya lo normal, es toda una hazaña de la que sentirse absolutamente orgulloso. No por esa noche en concreto, sino por lo que significa en el recorrido de todo el año.
Ya conocen el popular chiste irónico y quizás sarcástico:
Y tú, ¿Qué tal la Nochebuena?, ¿bien o en familia?
Si queremos construir una buena estrategia de prevención para poder disfrutar de la compañía de nuestros seres queridos entre los que se encuentran esos adolescentes que son nuestros hijos, propongo una serie de pasos que le ayudarán a optimizar las oportunidades de éxito esta Nochebuena.
PRIMERO: Como no puede ser de otra manera, por favor, haga análisis y valore la viabilidad de reunirse o juntarse con sus familiares o allegados. Desgraciadamente, los números y estadísticas en relación a la pandemia del COVID-19 evidencian claramente que quizás, de nuevo, estas Navidades lo más congruente es celebrarlas con los convivientes. Pero claro, este es mi punto de vista. En esta decisión, sea cual sea la que tomemos, estaremos dando ejemplo a nuestros hijos.
SEGUNDO: Le propongo “recordar” su propia actitud. Es decir, si nosotros vamos obligados a esas cenas con los suegros y con la “tía del pueblo”, incluso con nuestros propios padres y hermanos o, si por el contrario, sí tenemos espíritu de amor familiar. No debemos ni podemos pedir a nuestros hijos lo que nosotros no sentimos. Y sí, es una nefasta idea “pedir” o “exigir” poner buena cara con gente a la que no queremos. Deberíamos ser “libres” esa noche tan especial. La vida es una buena dosis de libertad y al mismo estar de la elegancia de saber estar.
TERCERO: Me atrevo a proponerle 10 claves que le ayudarán a disfrutar de la mejor noche posible con su hijo adolescente. No queda casi tiempo hasta el 24, si no los consigue todos no desespere, queda más de un año para la Nochebuena de 2022. Ahí no habrá excusas.
Que disfrute mucho de la Nochebuena con sus hijos adolescentes.
Y recuerde que dentro de muy poco, ya no serán adolescentes, serán adultos aburridos.
Disfrute de la vida que derrochan.
En Torrejón de Ardoz a 21 de diciembre de 2021.
Dedicado a Silvia. Si quieres cenamos contigo esa noche.
Recomendación: Silent Night.